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Por Aletse Figueroa / Directora de Producción

Naces, creces, te desarrollas, comienzas a entender el mundo, te sorprendes, te impactas y decides un camino: Vivir siendo testigo de un sinfín de situaciones que sabes que son erróneas y te mantienes a distancia sin comprometerte, siendo espectador cómodo, o decides involucrarte, responsabilizarte y accionar para tener un mundo mejor.

He tenido la oportunidad de fundar una agencia con un equipo multidisciplinario del cual siempre hablo del orgullo que me causa porque juntxs creamos proyectos maravillosos. Hace tiempo me levanté pensando que ya era tiempo de poder unir fuerzas para crear proyectos de ayuda, proyectos que no estuvieran fundamentados en la venta de un producto y en donde el objetivo mercantil estuviera presente. Es nuestra forma de vida como agencia, ¡claro! pero ya era tiempo de invertir y no económicamente, si no invertir esfuerzos, trabajo y todo lo que sabemos hacer en pro de la humanidad.

Problemáticas hay miles pero sin duda alguna hay unas que nos mueven más que otras por nuestra historia de vida, la primera iniciativa que desarrollamos fue el Museo de la Diversidad, un museo que su objetivo principal era dar visibilidad a la comunidad LGBT+.

Una buena amiga me platicó la idea de dar visibilidad a través de un museo virtual y me pareció maravillosa la idea, unimos fuerzas desde cada una de nuestras empresas y logramos concretar el primer museo virtual de la diversidad donde los navegantes tienen la posibilidad de recorrer salas con información acerca de la historia, de casos de agresión que suceden solo por tener diferencias en nuestras preferencias sexuales y ser parte de la comunidad LGBT+.

El objetivo es educar, que las personas tengan conciencia de la diversidad, que generemos empatía. Podría parecer increíble que en estas épocas hablemos de la necesidad de educar en el tema de diversidad, pero al menos mi historia me llevó a la necesidad de generar un espacio donde podamos aprender que las preferencias sexuales son solo eso, preferencias personales y que no puede haber actos de desamor solo por demostrarlas. El museo ha generado conciencia, y es un proyecto pro bono, es decir todos nos unimos sabiendo que el resultado es seguir dando visibilidad a grupos vulnerables y educar a aquellos que lo necesitan, porque no hay nada peor que juzgar por ser ignorante.

Generamos unos audiocuentos para niños y no tan niños que cuentan historias mágicas, historias que hablan de las diferencias, del amor. Personajes que viven en la aldea LGBT+, un mundo lleno de aceptación. Ha sido muy satisfactorio recibir mensajes de maestros felicitando la forma como están contadas nuestras historias, y diciéndonos que año con año a los pequeños les muestran los audiocuentos a sus alumnos y generan diálogo entre ellos.

Este proyecto sigue año con año creciendo y sabemos que con su creación podemos cambiar al menos el mundo de una persona, eso nos llena y me llena de mucha satisfacción. En este compromiso de ayuda que debemos tener como profesionales en la agencia nos fijamos el objetivo de ir sumando proyectos que muevan y que impacten socialmente.

Nuestra segunda iniciativa se llama “QUE PERRO”, un link entre las asociaciones y aquellas personas que quieren ayudar a animales en situaciones de calle y que no saben cómo. Hemos creado todo un proyecto interactivo con algunas experiencias que te generan conciencia y te llevan a la acción.

No quiero desviarme detallando cada una de estas iniciativas pero era importante dar el contexto de lo que estamos haciendo los integrantes de la agencia como seres humanos utilizando el conocimiento profesional que hemos obtenido a lo largo de los años.

¿Por qué? Porque es nuestro deber.

Si tienes conocimiento tienes que compartirlo, si tienes las herramientas tienes que compartirlas y enseñar a usarlas, si tienes la posibilidad tienes el deber de ayudar.

Actualmente la agencia que fundé convive con estos valores y juntxs aportamos un granito para hacer un mundo mejor, y es satisfactorio saber que hacemos retumbar y concientizar al menos a un corazón.

No quiero que se convierta este texto en un texto motivacional pero siento la responsabilidad de compartirlo, siento la necesidad de invitar a ser empáticos con el mundo y a ser conscientes de que si nos dedicamos a la publicidad y contamos con un sinfín de herramientas para dar mensajes contundentes los usemos en pro del mundo, seamos responsables. Me gustaría cerrar con una frase maravillosa del maestro Pepé Mujica: “ No se cansen de ser buenos, aunque ser bueno no sirve para mucho. Sirve para no arrepentirse con uno mismo”