Blog

Home > Licuadora  > ¿Y si te atreves a bailar con lo inesperado?

Por Nancy Torres / Coordinadora Administrativa

En Licuadora no caminamos… ¡Bailamos!

En el mundo de la publicidad, hay días que parecen una coreografía perfectamente ensayada y otros que se sienten más como una improvisación llena de adrenalina.

Pero en ambos casos, lo que hacemos en la agencia es bailar. Cada proyecto que llega es como una nueva canción: diferente ritmo, diferente estilo, dónde se baila con ideas, con tiempos, con clientes, con presupuestos, pero siempre con mucha pasión y con una misma intención… brillar en la pista.

Todo arranca con el brief, ese primer beat que marca el ritmo, es la canción que el cliente pone en la bocina y a la que nosotros tenemos que adaptarnos, entender, sentir… Puede ser una balada armoniosa y en otras ocasiones se siente más cómo un reggaetón descontrolado, pero eso sí, siempre, siempre, nos invita a movernos.

Luego viene la propuesta creativa, ese momento en que todos nos reunimos para los ensayos al centro de la pista: creatividad, cuentas, diseño, producción… cada quien, marca sus pasos, nos movemos en sincronía, inspirados, emocionados… Creamos ideas, visuales, palabras, conceptos y emociones… todos girando al mismo compás para lograr una propuesta que enamore. Sí hay que repetir ensayos hasta que salga justo como debe, lo hacemos, en ese peloteo de ideas, se crea la magia

Cuando llega el sí del cliente, se encienden las luces. ¡El show va en serio! Sabemos que llegó la hora de darlo todo: afinar tiempos, aterrizar ideas y movernos al ritmo de la acción.

La producción a mi parecer es como un ensayo general. En esta parte, pulimos cada movimiento, ensayamos para hacer los ajustes necesarios e improvisar si es que llegara a ser necesario, hacemos pruebas, revisiones, y es natural que haya tropiezos, quizás algún paso que se nos escape; es parte del proceso de afinar la coreografía, pero no hay problema, porque lo importante es no perder el ritmo (y tener un buen team que te levante cuando te resbalas o caes al suelo), eso es trabajar en equipo, es técnica y es pasión.

Después llega el gran día: la implementación, nuestro show/presentación en vivo.

Todo está listo: luces, sonido, talento, props, sets, materiales, tiempos, checklist en mano… y el corazón latiendo fuerte, ejecutamos cada paso como lo ensayamos, pero también dejamos espacio para improvisar si algo cambia, porque así es el baile: vivo, espontáneo, emocionante.

Y por último, el cierre: un buen aplauso por el resultado obtenido, una encuesta feliz, y la satisfacción de haber dejado todo en la pista. Porque cada proyecto nos enseña algo nuevo, un paso que no sabíamos, un ritmo que nos reta… y nos hace mejores.

Y entonces la vida te sorprende…

En lo personal, el baile ha significado mucho más que una analogía. Llegó a mi vida cuando menos lo esperaba, y desde entonces ha sido un motor, una terapia, un espejo. Me ha transformado, me ha enseñado a fluir, a confiar, a soltar el control, a escuchar el ritmo de lo inesperado…

Y si de dar saltos/pasos de fe se trata, este año la música me llevó a una nueva sintonía, y la agencia me regaló una pista de baile expandida. Este movimiento no fue solo un giro, es la confirmación de que la verdadera magia ocurre cuando abrazamos el cambio y nos atrevemos a improvisar. Hoy, desde esta nueva perspectiva, honro la esencia del baile: la valentía para pisar un suelo desconocido y la inmensa alegría de descubrir un nuevo propósito en cada movimiento, justo como hacemos en cada proyecto que llega a la agencia.

Porque sí, la vida tiene esa forma curiosa de moverse cuando te sueltas, cuando te atreves a dar el primer paso… aunque no sepas exactamente qué canción va a sonar… como los grandes proyectos que llegan sin aviso y terminan siendo inolvidables.

Así vivimos aquí: bailando cada idea, cada reto, cada historia, algunos días con tacones, otros con tenis o botas, pero siempre con el mismo entusiasmo de quien sabe que la pista está hecha para brillar. 💫

Y tú, ¿estás listo para bailar con nosotros?